lunes, 13 de septiembre de 2010

¿Quién te condena?

  
Las personas rara vez decimos lo que queremos decir. Normalmente hablamos y también actuamos según patrones que se grabaron en el pasado en nuestra memoria. No deberíamos juzgar a nadie por nada que digan o hagan o de alguna manera expresen en forma egoísta. No deberíamos condenarlos ni siquiera mentalmente. Si supieran lo que hacen realmente no lo harían. Tampoco nosotros condenaríamos a nadie ni con el más mínimo pensamiento si fuéramos realmente concientes de lo que estamos haciendo. Vivimos la mayor parte de nuestras vidas comportándonos como diabólicos fantasmas; como imágenes repetidas del pasado.

  

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