jueves, 26 de agosto de 2010

Coherencia con Conciencia

 

Una manera de traer conciencia a nuestra vida es trayéndole coherencia. Es una manera muy simple pero puede tener sus dificultades ya que a medida que nos comprometemos en la tarea de expresar coherencia entre nuestras acciones y nuestra forma de pensar y nuestros sentimientos nos encontramos con obstáculos de todo tipo.
Pueden ser obstáculos que tienen que ver con la cultura de la sociedad en que vivimos, pueden ser obstáculos que surgen de la relación con las personas más allegadas a nuestra vida, obstáculos por nuestras condiciones físicas, o por nuestras condiciones mentales, obstáculos incluso que pueden tener que ver con factores geográficos o climáticos, obstáculos por nuestras costumbres arraigadas, obstáculos por el tipo de educación que tuvimos en distintas etapas de la vida, pueden surgir obstáculos en relación a las responsabilidades que hemos asumido respecto a una persona o a un grupo de personas, a una ideología, a una religión, a la sociedad, a la naturaleza.

Siempre que queramos realmente poner nuestras acciones en coherencia con nuestras ideas y nuestros sentimientos sobrevendrán estas trabas desde un lugar u otro. Entonces comienza una importantísima tarea que es la de encontrar el “cómo” vivir esa coherencia anhelada. Y ese “cómo” va a depender de las circunstancias y del temperamento de cada ser. Podría devenir en soluciones más violentas o menos violentas o pacíficas. Sea como sea en algunos casos se afectarán de manera inmediata no sólo las circunstancias de la persona sino también las circunstancias de un grupo de personas, de una familia, de una sociedad, de un país, una región o hasta del mundo entero pero en otros casos las circunstancias no cambiarán inmediatamente. En algunas oportunidades los cambios serán significativos en el proceso aún afectando mínimamente las circunstancias inmediatas y en otras oportunidades no serán tan significativos aunque se afecten en gran medida las circunstancias inmediatas.

La búsqueda de coherencia implica una investigación de nuestras circunstancias y una investigación así requiere atención. Así es como descubrimos cuáles son las incoherencias que hay entre nuestras acciones y nuestra forma de pensar y nuestros sentimientos. Así es que podemos comenzar a descubrir cómo vivir más coherentemente. Cuando la investigación se hace más comprometida la atención es más necesaria; se hace necesario observar los detalles de las circunstancias para que la coherencia gane en calidad.

No solamente ganamos conciencia al tornarnos más coherentes y actuar en consecuencia sino que en todo el proceso que describimos antes ya nos vamos haciendo más concientes de nosotros mismos y de la vida en su totalidad en los grados en que cada ser tenga la capacidad de acceder. La meta no debería ser la coherencia en sí misma sino crecer en conciencia. Si no tenemos esto como meta última entonces corremos el riesgo de quedarnos estancados a mitad de camino limitándonos a una búsqueda superficial; a las acciones externas; a todo aquello que vivimos a través de nuestros sentidos externos (lo que vemos, lo que oímos, lo que olemos, lo que gustamos, lo que tocamos) o creyendo en algún momento que ya hemos alcanzado una coherencia suficiente como para no seguir avanzando concientemente en el proceso. Pero mientras tengamos una mente con la cual pensar este proceso no termina.

  

lunes, 9 de agosto de 2010

Engendros

  
¿Cuándo los engendré?
¿O son vampiros
que habitan las oscuras cavernas
del espíritu?
Entidades cancerígenas
que mi mente imagina
como a un ejército de diablos
para proteger su trono
su reinado impuro y asesino
todas sus bocas y sus ojos
sus penes y vaginas exitadas
sus uñas como garras amenazantes
sus aromas placenteros
y sus aromas repugnantes.

¿Cuándo los engendré?
Ni hoy ni ahora
jamás en el presente
son hijos del pasado y del futuro
son engendros del miedo y del deseo
están aquí, los he creado
están y no les temo
están y no me engañan.

Pero cuando les temo
cuando me engañan y me llevan a su reino
les dejo caer mi sangre en sus hocicos
y se alimentan
y viven de mi vida
aunque están muertos
aunque jamás nacieron.

Y cuando los observo
sin miedo ni deseo
no soportan mi luz
gritan y patalean
surgen más violentos
y su batalla se vuelve contra ellos
agonizando
me devuelven la vida
aunque están muertos
aunque jamás nacieron.

  

lunes, 2 de agosto de 2010

Un destino inevitable

  

Estamos destinados, inevitablemente, a fundirnos en el Amor de Dios. ¿Para qué poner límites a este destino inevitable? Ahora mismo podemos sentir cómo todo nuestro ser se siente impulsado a Amar.